Se fue como vino, sin avisar, solamente vino, solamente se fue.

Nos dejó sin ella, eso era mucho, se llevó su ímpetu, su amor.

Él se quedó solo, se sintió solo.

No estaba su amor, su consejera, que veía lo que él no veía.

Pronto vino la traición, vinieron los de siempre.

Nos sacaron todo, hasta vidas.

Lo que no pudieron sacarnos, fue la esperanza, la ilusión, allende los mares.

Un día volvimos, y sin estar, también volvió ella.

El no pudo más y también se fue con ella.

Nos quedamos solos, sostenidos y amuchados por nuestra doctrina.

Deambulamos sin sentido, hasta que aparecieron.

Renació la esperanza, los objetivos.

Pero el destino nuevamente nos emboscó y se los llevó.

Quedó sola, bella, inteligente, muy parecida a ella.

Transitábamos la vida con logros, esperanza e ilusión.

Hasta que amparados en una Constitución hereje, volvieron los de siempre.

Arrasando con todo, dejándonos nuevamente sin nada.

Solo nos queda la ilusión, allá lejos, allende los hielos.